El 25 de septiembre de 1983, en los últimos días de la dictadura cívico-militar y a cinco del triunfo electoral de Raúl Alfonsín, una vecina de un barrio popular de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos (provincia de Buenos Aires), dice recibir una serie de mensajes de una advocación mariana que se le aparece.
Eran los inicios de la última –y quizás más exitosa- de las mariofanías locales.
Con la vertiginosidad de los acontecimientos, en pocos años, la nueva advocación: Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, se convertía en la segunda más venerada en el nivel nacional, luego de la Virgen de Luján, desplazando a las históricas devociones de Nuestra Señora de Itatí (Corrientes) y de Nuestra Señora del Valle (Catamarca).
La Iglesia Católica se acomodaba a los nuevos tiempos. La rígida cartografía mariana de siglos estallaba, para construir un nuevo mapa de centros e itinerarios sagrados.Hoy, San Nicolás recibe más de 1 millón de peregrinos al año y se apuntala como uno de los principales centros de peregrinaje y de turismo religioso del país.
Por: Dr. Fabián Claudio Flores