La instalación de la Iglesia Metodista en Argentina tuvo lugar en la ciudad de Buenos Aires, durante la gobernación de Juan Manuel de Rosas en 1836. Algunos años antes, un metodista cuyo nombre desconocemos, había escrito a la Sociedad Misionera de la Iglesia Metodista Episcopal en Nueva York indicando que había logrado formar una pequeña «clase» (la forma de organización básica de las sociedades metodistas) en esta ciudad y que requería el envío de un misionero. Finalmente se decidió comisionar a John Dempster (1794-1863), un pastor originario de Florida, N. Y. Convertido a los 18 años en un campamento, llevó una vida laboriosa y regida por los estrictos hábitos de conducta que se consideraban propios de un ministro metodista. También, como era frecuente entre los personajes notables de estos movimientos religiosos, se ganó una buena reputación por sus dotes de oratoria y su agudeza para el razonamiento lógico.
Antes de su misión sudamericana, había demostrado un particular interés en la formación de los predicadores, y en 1832 había formado el Seminario Wesleyano Genesee en Lima, N. Y., del cual fue presidente.
En Buenos Aires estuvo 5 años, en los que además de oficiar servicios religiosos y organizar una congregación, inició una escuela dominical, un colegio y promovió la construcción del primer templo metodista en Argentina que se erigiría en la calle Cangallo (hoy Tte. Gral. J. D. Perón). Debe destacarse que la autorización que Dempster había obtenido del gobierno de Rosas imponía como condiciones: limitar el afán proselitista, que la congregación se compusiera únicamente de extranjeros y que los cultos fueran en idioma inglés. Sería necesario esperar a 1867 para la primera predicación en castellano y el comienzo de la acción evangelizadora de los metodistas entre los nativos. Esto se inició bajo el auspicio del yerno de Dempster, el reverendo William Goodfellow que se hizo cargo de la misión en 1857, y un escocés criado en Argentina, John Francis Thomson, que asumió la predicación en idioma local.
Además de su misión en Buenos Aires, Dempster ayudó a iniciar el trabajo de los metodistas en Uruguay, y luego partió a Brasil donde logró organizar una iglesia y fundar otra escuela. En 1841 retornó a los Estados Unidos, donde retomó su preocupación por la educación teológica y promovió la fundación de nuevos institutos de enseñanza. Por este motivo, ha sido llamado en ocasiones el «padre de la educación teológica metodista norteamericana», y la Iglesia Metodista Unida dio su nombre a una beca de posgrado dedicada a la formación de doctores en teología.
Por: Prof. Andrés Gattinoni
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me interesa mucho quiero saber si se ido poco o casi nada sembrando la palabra el evangelio de la salvación en Argentina y y onrar a aquellos micioneros que dejaron todo familia costumbres a avitos de vida para abrazar la causa de cristo